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El furor por el estilo vintage en la decoración de interiores junto a la tendencia por incorporar piezas con aires antiguos en ambientes de diferentes estilos, ha provocado que este estilo esté de moda. Su aire romántico y elegante sumado a su gran versatilidad y personalidad hacen que resistirse a él sea realmente difícil.
Si bien es cierto que podemos encontrar piezas antiguas propias de la década de los años 50 y 60, incluso anteriores, en la mayoría de los casos, realmente estamos ante un estilo retro, es decir, muebles y elementos decorativos hechos en la actualidad a los que se les consigue dar un estilo antiguo y nostálgico.
Su principal característica está en su look. Un aspecto envejecido, no uniforme y acompañado de pequeñas imperfecciones en las que la pintura desconchada o la mezcla de colores consiguen trasladar los aires antiguos de piezas con usos pasados.
Las posibilidades de juego que este estilo ofrece en cuanto a combinaciones con otros estilos decorativos es muy amplia.
Estilo industrial y vintage. Dos tipos de decoración que van de la mano. El lado más serio y sobrio del estilo industrial se complementa con el color del vintage. El concepto abierto y diáfano de lo urban busca la calidez de lo retro para conseguir el equilibrio. Vintage industrial, ¡amor a primera vista!
Estilo nórdico y vintage. Con el blanco como protagonista como denominador común de ambos estilos, el vintage ofrece la posibilidad de incorporar una nota de color dentro del estilo escandinavo restando así la sensación de frialdad que puede llegar a transmitir la ausencia de otros colores o texturas. Juega con los tonos pasteles y los grises, el resultado te encantará.
Estilo rústico y vintage. Mezclar la esencia de lo vintage con la parte más campestre de lo rural, ¿no te parece lo más? Deja que la madera del rústico, bruta y natural, marque las directrices y acompáñala con las notas de color y el estampado característico del vintage para imprimirle la nota alegre.
Forja, mimbre, tela y por supuesto la madera. Ésta será la protagonista por excelencia de cualquier decoración retro. En muchas ocasiones, si no en su totalidad, en pequeños detalles, se puede apreciar un trabajo artesanal, realizado a mano, lo que supone sin duda un valor añadido. Las huellas del desgaste, el uso o el paso de los años son su mayor singularidad.
Ambos pueden convivir perfectamente. Por lo general, los tonos neutros, como el color blanco y sus derivados, el más común el blanco roto, forman parte de la base de la decoración, reserva los tonos pastel para los accesorios y complementos.
¡Hay excepciones que no podemos dejar pasar! La versatilidad de este estilo deja que las posibilidades en cuanto a colores y combinaciones se multipliquen. Incorpora el color a través del mobiliario y atrévete con los tonos vivos. ¡Dos formas de hacerlo! A través de las mesitas de noche en el dormitorio o de las mesas auxiliares en diferentes estancias.
Lo más característico de este estilo son los estampados, ¡no pueden faltar dentro de una decoración vintage! Flores, cuadros, rayas, figuras geométricas... Aprovecha los textiles para incorporarlos. Cojines, mantas, fundas, cortinas, edredones, alfombras o tapizados se visten de estampados para añadir la nota divertida a esta decoración.
¿Qué sería del estilo vintage sin espejos? Son otro de los elementos clave dentro de esta decoración. Grandes, en color, pequeños, de madera, sobre un mueble, decapados colgados, en el baño, apoyados en el suelo, en el salón, en la entrada… ¡Deja volar tu imaginación!
Como ya hemos visto, la decoración de tu hogar no tiene que seguir un único patrón. El look vintage se adapta a la perfección a cualquier estilo de decoración. No tengas miedo a mezclar diferentes estilos, la combinación de lo nuevo y lo viejo es una tendencia en pleno boom. ¡No lo pienses dos veces! Apuesta por este tipo de decoración, ganarás en estilo, personalidad y carácter. Crearás una atmósfera con un punto de romanticismo y singularidad que será todo un must.